El péndulo a la izquierda

Los salvadoreños y costarricenses volverán a las urnas esta primavera después de una primera vuelta que en ambos países centroamericanos pone de manifiesto la tendencia electoral hacia modelos de izquierdas.

Será en marzo cuando en El Salvador el ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén, del oficialista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se mida de nuevo contra Norman Quijano, de la derechista Alianza Republicana Nacional (Arena). Con 10 puntos de ventaja, el actual vicepresidente del saliente mandatario, Mauricio Funes, se situó holgadamente por delante de Quijano. Ahora los dos se disputan los votos del ex presidente Tony Saca, quien quedó tercero en la contienda electoral, y que podría facilitarle una nueva victoria al FMLN si no apoya a Arena, su antiguo partido antes de liderar Movimiento Unidad.

Son grandes los problemas que enfrentan los salvadoreños y las estrategias que plantean Cerán y Quijano son opuestas a la hora de combatir males como la pobreza que afecta a más del 30% de la población, el estancamiento económico y un índice de criminalidad que coloca al país centroamericano entre los más violentos del mundo. Con el creciente control de las pandillas de las Mara, los ciudadanos no están protegidos por unas fuerzas del orden desmoralizadas y corruptas.

Cerén, que llegó a ser comandante del FMLN durante los 12 años que duró la cruenta guerra civil, ha prometido seguir con la política de diálogo que Funes estableció con las pandillas y que provocó una tregua de éstas a cambio de programas de reinserción social. Política a la que se opone su rival Quijano, quien propone más militarización para eliminar las mafias. En lo que ambos candidatos coinciden es en que hay que disminuir las grandes brechas sociales, crear puestos de trabajo en una nación que vive de las remesas que envían los salvadoreños que residen en el exterior y frenar la violencia.

Sin embargo, mientras el líder de Arena lo hace proponiendo un Estado con una economía de corte liberal, Cerén, a diferencia del moderado presidente Funes, se inclina por el socialismo del siglo XXI que impuso en la región el desaparecido Hugo Chávez. De su pasado comunista perviven su admiración por el chavismo y su estrecha relación con el Gobierno cubano. Si ganara en marzo, Cerén se convertiría en el primer guerrillero electo en El Salvador y el cuarto en América Latina después de Daniel Ortega en Nicaragua, José Mujica en Uruguay y Dilma Rousseff en Brasil. Lo que está por ver es si seguiría el ejemplo de los dos últimos, que han abandonado el radicalismo y gobiernan en el marco de la socialdemocracia.

En cuanto a Costa Rica, donde la segunda vuelta tendrá lugar en abril, José María Villalta, el candidato de la izquierda también alineado al socialismo del siglo XXI, quedó a la zaga del oficialista Johnny Araya y de Luis Guillermo Solís, al frente del partido de centroizquierda Acción Ciudadana. El socialdemócrata Araya, sucesor del desgastado Gobierno de Laura Chinchilla, se vio sorprendido por un empate técnico con Solís, cuya defensa de una izquierda moderada conecta más con el talante de los ticos (pacifistas y alérgicos a las revoluciones que sacuden a sus vecinos) que las propuestas colectivistas del joven Villalta.

Esta primavera en El Salvador y Costa Rica el péndulo puede oscilar más o menos a la izquierda. Lo que está en juego es caer dentro o fuera del envenenado legado de Chávez y los Castro.